martes, 24 de julio de 2012

La enigmática Alameda de los Descalzos del Rímac


Rincón noble y enigmático que paradójicamente ha representado la  quietud y el placer. Testigo de amores, desamores y de historias de devoción y religiosidad, la tradicional Alameda de los Descalzos ha servido a través del tiempo de inspiración tanto de beatos como de bardos y cantores.

    La alameda en 1713. Sector Plano de Lima de Amédee Frezier



Ubicado el distrito de Rímac, es un antiguo y bello paseo enmarcado entre  la antigua recoleta franciscana y el cerro aledaño, la Alameda de los Descalzos fue construida entre 1609 y 1611 por el Virrey Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros en el extremo norte del barrio de San Lázaro ante una propuesta de los alcaldes Juan Dávalos de Rivera y Fernando de Córdova Figueroa con el fin de embellecer el camino que iba hacia la capilla y convento de “Nuestra Señora de los Ángeles” de los Padres Franciscanos Descalzos y facilitar el recorrido de los devotos. Se le llamó al inicio “Alameda Grande”. Se trazó la alameda en un espacio amplio entre el Molino de San Pedro y el Convento de los Frailes Descalzos, con ocho hileras de árboles de varios géneros que formaban siete calles, siendo las tres centrales más anchas e instalando tres fuentes de pila en piedra labrada y bancas en la calle central. Así el Marques de Montesclaros, quien también construyo el Puente de Piedra y el primer teatro de Lima, le dio a la ciudad un paseo distinguido que inspirado inicialmente en el sosiego y la fe, pronto se convirtió en el lugar de recreación y esparcimiento de la sociedad limeña. A ella acudían ricos y pobres, entre trabajadores de los molinos y huertas aledañas y los caballeros de la aristocracia limeña. Fue lugar predilecto para paseos, para los inicios de partidas de caza a las lomas cercanas y también escenario de muchos duelos en nombre del honor.



 
 La alameda en 1850. (Fuente: Blog "Museo del Convento de los Descalzos")



Muchos amores se iniciaron en este paseo. El andar o pasear en calesa entre la intimidad y espontaneidad natural del paseo, convirtió a la alameda en testigo de la coquetería, sonrisas picaras y andar garboso de las limeñas y de caballeros ansiosos tras de ellas. Es cuna de conocidos relatos sobre secretos, encuentros furtivos entre amantes prohibidos y de muchos romances que fueron la comidilla de la sociedad de la época.

 Vista general de la alameda fines S XIX (Fuente: Blog "Una Lima que se fue")



Quizá la historia más famosa de todas es el romance que mantuvo el Virrey Amat con Micaela Villegas, la Perricholi. Fue Amat quien hizo la primera remodelación de la alameda que quizá – como dice la tradición oral- la realizo para sorprender a su amada, quien en ese entonces habitaba la casona del Molino de San Pedro,  justo al frente del inicio de la alameda, casona que en la actualidad se presenta totalmente modificada por una empresa de cerveza muy conocida. En 1770, el Virrey Manuel de Amat mejoró la alameda mediante jardines con capulíes, aromos, ñorbos y jazmines, con lo que el paseo alcanzo su máximo apogeo, reuniendo allí a la población para la Fiesta de la Porciúncula de los Franciscanos Descalzos, y por ser camino obligado de todo el boato limeño hacia la Pampa de Amancaes, el Día de San Juan.

   Casa de Micaela Villegas "La Perricholi" Fines s.XIX (Fuente: Web "Lima la Unica")


  Casa de Micaela Villegas en la actualidad.



En 1853 durante el gobierno de José Rufino Echenique se contrata a la casa Gibbs e hijos de Londres hacer las mejoras de la Alameda de los Descalzos encargando Bartolomé Herrera como Ministro Plenipotenciario en Roma doce estatuas de mármol de la serie de los meses del año con sus respectivas bases. En 1856 se inicia la remodelación por el Presidente Ramón Castilla quién le da a la alameda el trazo actual, otorgándole ese toque romántico que hoy observamos al rodear su espacio central con una verja de fierro de fabricación inglesa, así como grandes puertas de entrada con 6 pequeñas estatuas de mármol que representan a dioses griegos. Se canalizaron las acequias, se construyó la vereda y a sus lados se colocaron sobre pedestales de piedra, las doce estatuas en mármol esculpidas en Italia que representan a los meses con los signos del Zodíaco, así como 60 bancas de mármol importadas de Europa. La decoración se completó con 100 maceteros ingleses con bases todo en hierro, una glorieta, un estanque de agua, 12 faroles de gas. Asimismo se plantaron sauces y se colocaron más de 3000 plantas.

 

Distribucion elementos en la alameda y alrededores Sector Plano de Lima Manuel A. Fuentes 1958



 
En 1922 sumándose a las celebraciones del centenario de la Independencia, el alcalde del Rímac de ese entonces, Armando Patiño Zamudio decidió la construcción de un arco del triunfo dedicado a la gesta de la Independencia delante de la entrada de la Alameda. Esta obra fue muy criticada en su momento, tanto por su ubicación como por la calidad constructiva y estética que presentaba. Este arco desapareció luego de unos años, quizá luego de la caída de oncenio como tantas obras pro-leguiístas.
 

  Arco en 1922. Fuente: Blog " Rincón de la historia peruana"



 Puente 1922- Fuente: Web: "Lima la Unica"





En la actualidad, la Alameda de los Descalzos si bien se desarrolla bellamente en su gran espacio longitudinal, simétrico y rectilíneo, su riqueza la enmarca su entorno natural y arquitectónico. Sus casi 400 metros de longitud tiene como perspectiva el Convento e Iglesia de los Descalzos y como fondo el Cerro Santa Rosa. Flanqueado por la majestuosidad del Cerro San Cristóbal,  los volúmenes a ambos lados de lados de  la alameda de las Iglesias de Nuestra Sra.Del Patrocinio y Santa Liberata y la presencia mayormente de edificaciones de dos pisos en su alrededor, enriquecen la perspectiva general y completan bellamente el paisaje urbano.

 Iglesia y Convento de los Descalzos



 Casa del balcón. Al fondo la Iglesia de Ntra. Sra. del Patrocinio



El entorno místico y religioso que rodeas a la alameda es muy significativo, siendo el único espacio urbano de Lima que cuenta con tres iglesias. El Convento de los Descalzos, fundado en 1595, tuvo como primer guardián a San Francisco Solano quien vivió muchos años en el convento que es una joya virreinal digna de visitar. El Convento de Nuestra Señora del Patrocinio edificado en 1688 donde el beato Fray Juan Masías trabajó como portero. Se conserva una silla de su propiedad en la capilla adjunta, a la que se atribuyen poderes milagrosos. La Iglesia de Santa Liberata construida en 1716 en el mismo lugar donde se encontró un copón de oro con hostias que habían sido robados de la Parroquia del Sagrario (Catedral de Lima). El altar mayor se ubica exactamente donde se halló el copón y las hostias.

Iglesia de Nuestra Señora del Patrocinio




 

 Iglesia de Santa Liberata



Según la Memoria del Presidente Castilla, la Alameda de los Descalzos luce la totalidad de sus estatuas desde 1858. Sobre su ingreso principal se encuentran seis estatuas de formato pequeño que fueron traídas por José Canevaro, presentándose de izquierda a derecha: Flora, Diana, Cronos Zeus, Ceres y Psiquis. Al ingresar a la alameda, sobre la derecha encontramos Virgo del escultor Benaglia fechada en 1857. Luego esta Piscis (sin firma ni fecha), Aries (Vicenzo Gajassi, Roma 1857), Capricornio (sin firma ni fecha), Géminis de Francesco Fabi.Altini, cerrando esta fila Cáncer de F. Andrea di Carrara. Al frente por la izquierda, la primera estatua desde el ingreso es Escorpio de Felice Baine, fechada en 1855. Luego continúa Sagitario (G. Luchetti, Roma 1855), Tauro solo con la seña de su signo, luego Libra sin seña alguna (V. Gajassi, Roma 1857), Acuario con seña del signo pero sin firma ni fecha y termina con Leo de Bissetti fechada en Roma 1857.


 Ingreso alameda 1968. (Courret Hermanos)




  Cancer. Al fondo el Cerro San Cristóbal.



Todas las estatuas salvo la de Libra, tienen una seña o elemento que las identifica con el signo a la que representan. La disposición que las doce estatuas tienen a lo largo de la alameda no guarda relación con la habitual secuencia zodiacal. Podríamos pensar que se quiso dar una disposición a las estatuas tal como las constelaciones del zodiaco se presentan en la bóveda celeste, pero las variaciones o errores que se presentan con este respecto hacen deducir que las estatuas se dispusieron sin orden alguno. 

Como vemos, todos estos elementos casi impertérritos a través de los siglos, le dan a la zona una estructura telúrica y monumental única en Lima, por lo que es preocupante que desde la remodelación hecha en el gobierno de don Ramón Castilla no se haya realizado una mejora de importancia en esta histórica alameda limeña.

Sin embargo, este monumento urbano mantiene ese encanto seductivo con el que nació. Al visitar esta bella e insigne alameda, no podremos estar ajenos a la sensación que ella por si misma infunde: De estar sobre un suelo que nos liga al pasado, que nos habla de un ansia de perennidad y principalmente de ese embrujo romántico que siempre la envolvió.

  Vista de la alameda. Inicios s. XX (Fuente: Blog "Una Lima que se fue")




 Libra. Detrás Iglesia de Santa Liberata


Capricornio. Detrás la Iglesia de Ntra. Sra. del Patrocinio





 Vista de la alameda e Iglesia Santa Liberata.. Fuente: Skyscrapercity






Fuentes:
- "Escultura y Espacio Publico. Lima 1850-1879" por Natalia Majluf.
- "Escultura monumental y funeraria en Lima" por Alfonso Castrillón Vizcarra.
- "Rincón de la historia peruana" por Juan José Pacheco Ibarra.

Fotos: David Segura Hiway.
          Otras indicadas al píe de foto.



















2 comentarios:

  1. muy interesante la informacion ...graciasss

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