Rincón
noble y enigmático que paradójicamente ha representado la quietud y el placer. Testigo de amores,
desamores y de historias de devoción y religiosidad, la tradicional Alameda de
los Descalzos ha servido a través del tiempo de inspiración tanto de beatos
como de bardos y cantores.
La alameda en 1713. Sector Plano de Lima de Amédee Frezier
Ubicado
el distrito de Rímac, es un antiguo y bello paseo enmarcado entre la antigua recoleta franciscana y el cerro
aledaño, la Alameda de los Descalzos fue construida entre 1609 y 1611 por el
Virrey Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros en el extremo norte del
barrio de San Lázaro ante una propuesta de los alcaldes Juan Dávalos de Rivera
y Fernando de Córdova Figueroa con el fin de embellecer el camino que iba hacia
la capilla y convento de “Nuestra Señora de los Ángeles” de
los Padres Franciscanos Descalzos y facilitar el recorrido de los devotos. Se
le llamó al inicio “Alameda Grande”. Se trazó la alameda en un espacio amplio
entre el Molino de San Pedro y el Convento de los Frailes Descalzos, con ocho
hileras de árboles de varios géneros que formaban siete calles, siendo las tres
centrales más anchas e instalando tres fuentes de pila en piedra labrada y
bancas en la calle central. Así el Marques de Montesclaros, quien
también construyo el Puente de Piedra y el primer teatro de Lima, le dio a la
ciudad un paseo distinguido que inspirado inicialmente en el sosiego y la fe,
pronto se convirtió en el lugar de recreación y esparcimiento de la sociedad
limeña. A ella acudían ricos y pobres, entre trabajadores de los molinos y
huertas aledañas y los caballeros de la aristocracia limeña. Fue lugar
predilecto para paseos, para los inicios de partidas de caza a las lomas
cercanas y también escenario de muchos duelos en nombre del honor.
Muchos amores se iniciaron en este
paseo. El andar o pasear en calesa entre la intimidad y espontaneidad natural
del paseo, convirtió a la alameda en testigo de la coquetería, sonrisas picaras
y andar garboso de las limeñas y de caballeros ansiosos tras de ellas. Es cuna de conocidos relatos sobre
secretos, encuentros furtivos entre amantes prohibidos y de muchos romances que fueron la comidilla de la sociedad
de la época.
Vista general de la alameda fines S XIX (Fuente: Blog "Una Lima que se fue")
Quizá
la historia más famosa de todas es el romance que mantuvo el Virrey Amat con Micaela Villegas,
la Perricholi.
Fue Amat quien hizo la primera remodelación de la alameda que quizá – como dice
la tradición oral- la realizo para sorprender a su amada, quien en ese entonces
habitaba la casona del Molino de San Pedro, justo al frente del inicio de la alameda, casona que en la actualidad se
presenta totalmente modificada por una empresa de cerveza muy conocida. En
1770, el Virrey Manuel de Amat mejoró la alameda mediante jardines con
capulíes, aromos, ñorbos y jazmines, con lo que el paseo alcanzo su máximo apogeo,
reuniendo allí a la población para la Fiesta de la Porciúncula de los
Franciscanos Descalzos, y por ser camino obligado de todo el boato limeño hacia
la Pampa de Amancaes, el Día de San Juan.
Casa de Micaela Villegas "La Perricholi" Fines s.XIX (Fuente: Web "Lima la Unica")
Casa de Micaela Villegas en la actualidad.
En 1853 durante el gobierno de José
Rufino Echenique se contrata a la casa Gibbs e hijos de Londres hacer las
mejoras de la Alameda de los Descalzos encargando Bartolomé Herrera como
Ministro Plenipotenciario en Roma doce estatuas de mármol de la serie de los
meses del año con sus respectivas bases. En
1856 se inicia la remodelación por el Presidente Ramón Castilla quién le da a
la alameda el trazo actual, otorgándole ese toque romántico que hoy observamos
al rodear su espacio central con una verja de fierro de fabricación inglesa,
así como grandes puertas de entrada con 6 pequeñas estatuas de mármol que
representan a dioses griegos. Se canalizaron las acequias, se construyó la
vereda y a sus lados se colocaron sobre pedestales de piedra, las doce estatuas
en mármol esculpidas en Italia que representan a los meses con los signos del
Zodíaco, así como 60 bancas de mármol importadas de Europa. La decoración se
completó con 100 maceteros ingleses con bases todo en hierro, una glorieta, un
estanque de agua, 12 faroles de gas. Asimismo se plantaron sauces y se
colocaron más de 3000 plantas.
Distribucion elementos en la alameda y alrededores Sector Plano de Lima Manuel A. Fuentes 1958
En 1922
sumándose a las celebraciones del centenario de la Independencia, el alcalde
del Rímac de ese entonces, Armando Patiño Zamudio decidió la construcción de un
arco del triunfo dedicado a la gesta de la Independencia delante de la entrada
de la Alameda. Esta obra fue muy criticada en su momento, tanto por su
ubicación como por la calidad constructiva y estética que presentaba. Este arco
desapareció luego de unos años, quizá luego de la caída de oncenio como tantas
obras pro-leguiístas.
Arco en 1922. Fuente: Blog " Rincón de la historia peruana"
Puente 1922- Fuente: Web: "Lima la Unica"
En la actualidad, la Alameda de los Descalzos si bien se desarrolla
bellamente en su gran espacio longitudinal, simétrico y rectilíneo, su riqueza
la enmarca su entorno natural y arquitectónico. Sus casi 400 metros de longitud
tiene como perspectiva el Convento e Iglesia de los Descalzos y como fondo el
Cerro Santa Rosa. Flanqueado por la majestuosidad del Cerro San Cristóbal, los volúmenes a ambos lados de lados de la alameda de las Iglesias de Nuestra Sra.Del Patrocinio y Santa Liberata y la presencia mayormente de edificaciones de
dos pisos en su alrededor, enriquecen la perspectiva general y completan
bellamente el paisaje urbano.
Iglesia y Convento de los Descalzos
Casa del balcón. Al fondo la Iglesia de Ntra. Sra. del Patrocinio
El entorno místico y religioso que rodeas a la alameda es muy
significativo, siendo el único espacio urbano de Lima que cuenta con tres
iglesias. El Convento de los Descalzos, fundado en 1595, tuvo como primer
guardián a San Francisco Solano quien vivió muchos años en el convento que es
una joya virreinal digna de visitar. El Convento
de Nuestra Señora del Patrocinio edificado en 1688 donde el
beato Fray Juan Masías trabajó como portero. Se conserva una silla de su
propiedad en la capilla adjunta, a la que se atribuyen poderes milagrosos. La Iglesia
de Santa Liberata construida en 1716 en el mismo lugar donde se encontró un
copón de oro con hostias que habían sido robados de la Parroquia del Sagrario (Catedral
de Lima). El altar mayor se ubica exactamente donde se halló el copón y las
hostias.
Iglesia de Nuestra Señora del Patrocinio
Iglesia de Santa Liberata
Según
la Memoria del Presidente Castilla, la Alameda de los Descalzos luce la
totalidad de sus estatuas desde 1858. Sobre su ingreso principal se encuentran
seis estatuas de formato pequeño que fueron traídas por José Canevaro,
presentándose de izquierda a derecha: Flora, Diana, Cronos Zeus, Ceres y
Psiquis. Al ingresar a la alameda, sobre la derecha encontramos Virgo del
escultor Benaglia fechada en 1857. Luego esta Piscis (sin firma ni fecha),
Aries (Vicenzo Gajassi, Roma 1857), Capricornio (sin firma ni fecha), Géminis
de Francesco Fabi.Altini, cerrando esta fila Cáncer de F. Andrea di Carrara. Al
frente por la izquierda, la primera estatua desde el ingreso es Escorpio de
Felice Baine, fechada en 1855. Luego continúa Sagitario (G. Luchetti, Roma
1855), Tauro solo con la seña de su signo, luego Libra sin seña alguna (V.
Gajassi, Roma 1857), Acuario con seña del signo pero sin firma ni fecha y
termina con Leo de Bissetti fechada en Roma 1857.
Cancer. Al fondo el Cerro San Cristóbal.
Todas
las estatuas salvo la de Libra, tienen una seña o elemento que las identifica
con el signo a la que representan. La disposición que las doce estatuas tienen
a lo largo de la alameda no guarda relación con la habitual secuencia zodiacal.
Podríamos pensar que se quiso dar una disposición a las estatuas tal como las
constelaciones del zodiaco se presentan en la bóveda celeste, pero las
variaciones o errores que se presentan con este respecto hacen deducir que las
estatuas se dispusieron sin orden alguno.
Como vemos, todos estos
elementos casi impertérritos a través de los siglos, le dan a la zona una
estructura telúrica y monumental única en Lima, por lo que es preocupante que
desde la remodelación hecha en el gobierno de don Ramón Castilla no se haya realizado
una mejora de importancia en esta histórica alameda limeña.
Sin embargo, este monumento
urbano mantiene ese encanto seductivo con el que nació. Al visitar esta bella e
insigne alameda, no podremos estar ajenos a la sensación que ella por si misma
infunde: De estar sobre un suelo que nos liga al pasado, que nos habla de un
ansia de perennidad y principalmente de ese embrujo romántico que siempre la
envolvió.
Vista de la alameda. Inicios s. XX (Fuente: Blog "Una Lima que se fue")
Libra. Detrás Iglesia de Santa Liberata
Capricornio. Detrás la Iglesia de Ntra. Sra. del Patrocinio
Fuentes:
- "Escultura y Espacio Publico. Lima 1850-1879" por Natalia Majluf.
- "Escultura monumental y funeraria en Lima" por Alfonso Castrillón Vizcarra.
- "Rincón de la historia peruana" por Juan José Pacheco Ibarra.
Fotos: David Segura Hiway.
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